Para algunas personas la administración de empresas es una de los juegos más interesantes que hay en el mundo.

Soy uno de esos por eso por un lado no puedo parar de jugarlo y por el otro, por eso me fascina tanto leer de business management.

Si vos también sos parte de este club, este libro te vas a ENCANTAR. Si no, ni pierdas tiempo leyendo mas esta reseña.

‍

Así como para los filósofos el dilema del tranvía es el más exquisito buffet de desayuno, aquí va este all you can eat para nosotros los business lovers.

Las mejores prácticas empresariales, es decir, las que llevan una empresa al éxito, son exactamente la razón por las que no pueden innovar y las llevan al fracaso.

Cuando analizamos una empresa exitosa, encontramos que llego a serlo porque escuchaba atentamente a sus clientes e invertía agresivamente en tecnología, productos y capacidades de producción para satisfacer las necesidades de sus mejores clientes.

Y paradójicamente, cuando estudias porque una empresa exitosa fracasó, fue porque escuchaba atentamente a sus clientes e invertía agresivamente en tecnología, productos y capacidades de producción para satisfacer las necesidades de sus mejores clientes.

¿Perdón? Si, así como lo oyes.

Un dilema fascinante.

‍

Cuando nace una tecnología disruptiva, su capacidad es tan limitada, su mercado diminuto  y por ende su uso inútil para las demandas de los clientes actuales de una gran compañia. No es una oportunidad que una multinacional pueda perseguir.

Imagina hace unos años el carro eléctrico que solo podía andar diez kilómetros.

Al ser tan limitada, es imposible para una gran compañía dedicarse a desarrollarla. Estaría en contra de las demandas de sus mejores clientes. Los inversionistas no estarían de acuerdo. No hay información para el mercado que nace, que además parece diminuto. Las capacidades de la nueva tecnología son demasiado limitadas. Los márgenes de rentabilidad son inferiores al portafolio actual dela compañía. Ninguno de los mejores ejecutivos de la compañía van a querer trabajar y apostarle a algo que se ve tan lejano y con tan alta probabilidad de fracaso.

Sencillamente no hay cómo argumentar que es una buena decisión perseguir una tecnología en un estado tan temprano.

Hasta que es demasiado tarde.

La gran multinacional se dedicó a desarrollar tanto su producto que ya sobrepasó las necesidades de sus clientes estrellas. Y la tecnología que hace unos años parecía inútil, creció tan rapido que hoy alcanza a ofrecer las necesidades mínimas del grueso del mercado, a un precio más barato y de forma más conveniente.

El resto es historia. David vence a Goliat (y después se convierte en Goliat y lo vence un nuevo David). Se repite una y otra y otra vez en un sin fin de industrias.

‍

¿Y entonces que se puede hacer? Bueno pero déjame dejarte por lo menos una razón para leerte este libro.

Spoiler, hay solución, pero léete este librazo, descubríla y lo debatimos en estos días.